Pues bailaremos el vals, porque hay motivos para hacerlo. Festival es fiesta y debe serlo tanto para los artistas que se presentan como para los que disfrutan de sus presentaciones. Fiesta donde caben todos, fiesta legítima que por unos días nos permite olvidar un poco lo cotidiano de la vida y situaciones dolorosas, tristes o amargas. Fiesta construida pacientemente, año tras año, producto de amplias alianzas. Que muestra variadas expresiones culturales de diversos pueblos del mundo, para evidenciar que no somos únicos, ni mejores o peores que los demás, sino sólo diferentes; para ayudarnos a entender que el mestizaje significa mezcla de razas y culturas, algo que somos y seremos todos en el mundo, mestizaje que se viene dando desde que hombres y mujeres, se encuentran en las cavernas bajo la protección del fuego.
Venezuela y el resto de las naciones son mestizas y lo serán cada vez más, y deben buscar el avanzar hacia una cultura universal diversa y compleja, donde nos reconozcamos en el otro para poder ser nosotros, ciudadanos del mundo, sin ningún tipo de exclusión, respetando las particularidades y colocando nuevamente al ser humano como centro del universo, defendiendo la vida y por supuesto el ambiente por encima de las apetencias del capital, porque si esto no se consigue, no habrá más vida ni mucho menos capital.
Esperaremos con optimismo y trataremos de conquistar ese nuevo amanecer para todos los pueblos, y lo soñaremos también desde el reconocimiento a las expresiones consecuentes de defensa de las manifestaciones culturales populares de la mano de gente como el arlequín Alí García, ejemplo de constancia en el mantenimiento de un espacio para todos durante decenas de años en nuestro Parque Ayacucho; desde el recuerdo de los que irremediablemente ya no están con nosotros, como Edwin Linárez, que nos acompañó hasta hace poco mostrando la belleza de la danza. Y junto a los amigos de La Carátula, agrupación española de teatro con más de cuarenta años de existencia, quienes enfrentaron con decisión la tenebrosa dictadura franquista, descubrieron que un festival de la oralidad era inclusivo hasta por su nombre, nos legaron el uso del mismo e iniciaron hace mas de quince años la red de festivales que ofrece una resistencia ante los procesos globalizadores que tienden a homogeneizar las diversas expresiones culturales en función del mercado. Bienvenidos a los quince años de la fiesta de la palabra.
Segundo Ceballos
Venezuela y el resto de las naciones son mestizas y lo serán cada vez más, y deben buscar el avanzar hacia una cultura universal diversa y compleja, donde nos reconozcamos en el otro para poder ser nosotros, ciudadanos del mundo, sin ningún tipo de exclusión, respetando las particularidades y colocando nuevamente al ser humano como centro del universo, defendiendo la vida y por supuesto el ambiente por encima de las apetencias del capital, porque si esto no se consigue, no habrá más vida ni mucho menos capital.
Esperaremos con optimismo y trataremos de conquistar ese nuevo amanecer para todos los pueblos, y lo soñaremos también desde el reconocimiento a las expresiones consecuentes de defensa de las manifestaciones culturales populares de la mano de gente como el arlequín Alí García, ejemplo de constancia en el mantenimiento de un espacio para todos durante decenas de años en nuestro Parque Ayacucho; desde el recuerdo de los que irremediablemente ya no están con nosotros, como Edwin Linárez, que nos acompañó hasta hace poco mostrando la belleza de la danza. Y junto a los amigos de La Carátula, agrupación española de teatro con más de cuarenta años de existencia, quienes enfrentaron con decisión la tenebrosa dictadura franquista, descubrieron que un festival de la oralidad era inclusivo hasta por su nombre, nos legaron el uso del mismo e iniciaron hace mas de quince años la red de festivales que ofrece una resistencia ante los procesos globalizadores que tienden a homogeneizar las diversas expresiones culturales en función del mercado. Bienvenidos a los quince años de la fiesta de la palabra.
Segundo Ceballos